Andy (Philip Seymour Hoffman) está casado con Gina (Marisa Tomei). Ambos llevan un ritmo de vida elevado y además Andy padece una terrible adicción que se le lleva mucho dinero cada mes. Cuando en su oficina se habla de una auditoria se caga y decide hacer lo que sea para conseguir dinero. Es entonces cuando habla y convence a su hermano Hank (Ethan Hawke), que también tiene problemas económicos, para llevar a cabo su plan.
La solución a sus problemas es, según Andy, atracar la joyería de sus padres. Sin armas, sin riesgos, sin peligro y sin perdidas por parte de sus padres ya que el seguro lo cubre todo. Hank es el encargado de perpetrar el atraco pero como está acojonado decide contar con la ayuda de Bobby (Brian F.O’Byrne), un amigo y profesional del robo.
Las cosas se complican cuando por cosas del destino la madre de los chicos tiene que acudir a la tienda a suplir una baja y Bobby decide llevar una arma escondida por lo que pudiera ser. Las consecuencias serán fatales, Bobby muere y la madre queda en coma. A partir de entonces su marido Charles (Albert Finney) investigará el caso por su cuenta mientras que los dos hermanos se ven con la mierda hasta el cuello; sin dinero, tremenda sensación de culpabilidad, tensión etc
Sindey Lumet consiguió una película redonda. Muy buena y original historia, contada de manera sublime y con buenas actuaciones. Destacan especialmente Philip Seymour Hoffman y Albert Finney mientras que Ethan Hawke sobreactúa una vez más y Marisa Tomei se pasea por la pantalla enseñando las tetas y actuando muy poco.
Cinta muy recomendable que consigue poner al espectador en tensión y que sorprende en su forma narrativa (puede recordar a Memento). Además cuenta con un par de giros insesperados, buenos personajes y un muy buen desenlace. Una lástima que hoy en día apenas se facturen películas de este nivel.
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